Planificar y repartir las horas de estudio es imprescindible para crear una rutina sana de dedicación durante el curso. Sin embargo, no es tarea fácil. ¿Por dónde empezamos? ¿Cuántas horas hay que dedicar al día para tener éxito en los exámenes? ¿Hay que hacer descansos o todo del tirón? ¿Qué ocurre si tengo actividades extraescolares? Estas son preguntas que a todos se nos han pasado por la mente antes de intentar organizarnos.
Antes de empezar, debemos ver qué asignaturas tendremos este año y cuáles son las que más dificultad nos suponen a la hora de estudiar. También estableceremos las horas fijas e inamovibles en nuestro horario: clases, comidas y actividades extraescolares. El resto del tiempo es el que repartiremos dentro de nuestro horario para estudiar.
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Tipos de horario
Después tendremos que decidir qué tipo de horario queremos hacer:
A corto plazo
Planificamos la semana de antemano. Indicaremos los días que vamos a dedicar a estudiar, las asignaturas, los exámenes, trabajos, etc.
Medio plazo
Lo organizamos por evaluaciones.
Largo plazo
Será un horario para todo el curso dividido por meses. En cada uno indicamos los temas que debemos estudiar así como las fechas de exámenes y trabajos que debemos entregar.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de hacer un horario
Debemos tener en cuenta, una vez elegido el tipo de horario que vamos a utilizar, las siguientes cuestiones:
Ser realista con uno mismo
Cada uno tenemos nuestros tiempos y procesos, por tanto debemos elaborarlo sabiendo hasta dónde llegan nuestras capacidades.
Introducir periodos de descanso
Cada media hora debemos introducir 5 minutos de descanso para relajar la mente y favorecer la concentración.
Alternar las asignaturas
Es más sencillo dedicar un día a dos asignaturas opuestas, como son, por ejemplo, lengua y matemáticas, ya que no estará el problema de mezclar y confundir contenidos.
Establecer un tiad
Una hora debería ser suficiente para las asignaturas que nos resulten más fáciles. Las que nos supongan más dificultad nos ocuparán algo más de tiempo en función de nuestras necesidades.
Estudiar siempre a las mismas horas y en el mismo lugar
Esto evita distracciones y favorece la creación de una rutina, que es la base del éxito en el estudio.
Repartir los días de estudio
Resulta más fácil estudiar cada día un poco que concentrar en dos días todo el peso de las asignaturas.
Priorizar las asignaturas que más nos cuesten
Si estudiamos primero las asignaturas que nos resultan más difíciles, finalizaremos menos cansados con las que menos nos cuestan.
Hacer una actividad relajante al terminar el estudio
Consideraremos a estas pequeños “premios” como recompensa por haber conseguido nuestro objetivo de estudio. Esto favorecerá la motivación para seguir manteniendo la rutina de estudio.
Si seguimos estas pautas y tenemos fuerza de voluntad, el horario nos ayudará a conseguir nuestras metas y llevar el curso al día hasta el final.
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