¿Alguna vez te has preguntado cómo los científicos logran hacer grandes descubrimientos? ¿O cómo pasan de tener una idea a probar si es cierta o no? Pues bien, uno de los grandes trucos que tienen bajo la manga es el método hipotético-deductivo.
No es tan complicado como suena y es una de las herramientas que ha permitido avanzar a pasos agigantados en la ciencia desde hace siglos.
¿Qué es el método hipotético-deductivo?
Vamos a explicarlo de forma sencilla: cuando un científico o investigador se enfrenta a una duda o a un problema, lo primero que hace es formular una hipótesis.
👉Consulta nuestros niveles:
Esto no es más que una suposición o idea inicial sobre cómo cree que funciona algo. Después, esa hipótesis se pone a prueba de una manera muy cuidadosa y controlada, observando si las predicciones que se hacen a partir de ella realmente se cumplen.
Si las cosas salen como se esperaba, la hipótesis tiene más puntos a su favor; si no, se revisa o incluso se descarta por completo.
Este método es clave en la ciencia porque ayuda a comprobar si nuestras ideas o teorías son correctas o si necesitamos ajustar lo que pensamos. Es una forma de asegurarse de que no nos estamos basando solo en suposiciones o corazonadas, sino en hechos que podemos observar, medir y repetir.
Esto es lo que hace que la ciencia sea tan fiable y lo que le permite avanzar continuamente.
¿Qué pasos sigue este método?
- Observación: Todo comienza con una pregunta o un problema. Por ejemplo, ¿por qué las estrellas brillan en el cielo?
- Hipótesis: A partir de esa pregunta, se formula una posible explicación. Podría ser: “Las estrellas brillan porque están hechas de un gas que arde”.
- Deducción: Aquí se hacen predicciones basadas en la hipótesis. Si las estrellas están hechas de gas ardiente, entonces deberíamos poder observar ese tipo de reacciones en otras partes del universo.
- Verificación: Finalmente, la hipótesis se pone a prueba. En este caso, se buscarían evidencias con telescopios o experimentos que confirmen (o desmientan) la idea original.
Lo interesante es que incluso si la hipótesis no es correcta, el proceso sigue siendo útil. Cada prueba fallida nos acerca más a una mejor comprensión del fenómeno en cuestión. Por eso, este método no solo se trata de encontrar respuestas, sino también de hacer preguntas más inteligentes.
¿Se aplica este método en la vida diaria?
Aunque parezca que el método hipotético-deductivo solo sirve para los laboratorios y los científicos de bata blanca, ¡también lo usamos en la vida diaria! Imagina que llegas a casa y no encuentras las llaves. Automáticamente tu cerebro empieza a formular hipótesis: “¿Y si las dejé en el coche?”, “¿Y si se cayeron en la cocina?”.
Lo siguiente es comprobar esas ideas buscando en cada lugar hasta que encuentres las llaves, o hasta que descartes todas las opciones.
Sin darte cuenta, estás siguiendo el mismo proceso que usan los investigadores para resolver problemas. Así que, la próxima vez que te enfrentes a una duda, recuerda que con una buena hipótesis y un poco de observación, ¡podrías estar más cerca de la verdad de lo que piensas!
👉Consulta nuestras academias:
Deja una respuesta