Los alumnos tienen algo más de dos meses de vacaciones, mientras que los padres, con suerte, juntan dos o tres semanas. El verano es la época del año más difícil para la organización de una familia, y para la conciliación entre sus miembros.
Lo típico: pueblo y campamentos
Algunos padres pueden dejar a los niños en el pueblo con algún familiar. Con mucha suerte, el pueblo tendrá playa o piscina, y los niños podrán pasarse allí todo el verano.
La otra opción, muy extendida, es la de los campamentos de verano. Hay una enorme variedad de ellos:
- urbanos,
- rurales,
- en inglés,
- deportivos, etc
Algunos duran una semana y otros algo más. Algunos niños concatenan varios campamentos seguidos.
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Otras opciones: refuerzo e inglés
Para los padres que no cuenten con ninguna de las opciones anteriores, existe la posibilidad de convertir el verano en una época productiva a efectos académicos. Es cierto que los alumnos tienen que descansar, pero dos meses de verano suponen que haya tiempo para todo. Por las mañanas, los niños pueden reforzar los contenidos del curso pasado y prepararse para el que viene. Así, un curso de nivelación proporcionará a los alumnos un repaso del curso de una manera mucho más sistemática, generando un buen grado de confianza de cara al curso que viene.
Además, un repaso de los contenidos de Inglés, tan importante en el sistema educativo, con actividades, ejercicios y lecturas en este idioma, supondrá un inicio de curso con un valor añadido para el alumno.
Lo más importante de todo: leer
Sea cual sea la opción elegida por los padres, hay algo que no podemos dejar de señalar: la importancia de la lectura. Durante el curso, entre el colegio, la academia y las clases extraescolares, los niños no tienen tiempo para coger un libro.
En verano sí hay tiempo para la lectura. Es necesario que los padres fomenten en sus hijos un hábito tan necesario como el de la lectura, que hará que los niños mejoren su vocabulario, su capacidad de redacción y su ortografía, y de paso entrenen su creatividad y su creatividad. Es muy recomendable que los alumnos tengan un par de libros o tres (desde Harry Potter a Conan Doyle, pasando por Los Futbolísimos, Isadora Moon y cualquier novela de Laura Gallego) y que los padres les motiven a dedicar una hora al día a la lectura.
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